MALDITOS BASTARDOS
Llevo días queriendo escribir sobre la gigantesca tragedia que ha azotado a la comunidad valenciana, pero necesitaba gestionar mis sentimientos, mis emociones y mis pensamientos para no dejar que la ira, la rabia y la impotencia me dominaran y hablaran por mí. Siento decir que no lo he conseguido. Más bien, todo lo contrario. Porque a medida que pasan los días, más me cabreo, más me indigno y más rabiosa e impotente me siento. Lamentablemente, esta tragedia, la más grande tragedia natural de los últimos 50 años, la naturaleza es imprevisible y siempre acaba reclamando su lugar, ha dejado al descubierto las miserias más indecentes de la clase política de este país. Unos, Mazón y su gobierno autonómico por incompetentes tanto en la prevención como en la gestión posterior una vez la tragedia fue un hecho consumado y, por supuesto, el gobierno central con Pedro Sánchez a la cabeza, por echar balones fuera trasladando toda la responsabilidad al gobierno autonómico de Valencia a la espera de que esta les pida la ayuda necesaria.
VERGÜENZA, VERGÜENZA, VERGÜENZA
Sí, VERGÜENZA de un gobierno cuya obligación frente a una tragedia de estas dimensiones, no toma las riendas, declara una Emergencia Nacional, un Estado de Alarma, y pone en marcha todos los recursos del Estado para auxiliar sin dilación unas poblaciones, unos ciudadanos que han visto como en cuestión de segundos la vida se detenía. No voy a entrar en todo lo que ya se sabe, como que desde Francia se avisó con tiempo suficiente de la tragedia que iba a ocurrir, o que el gobierno japonés advirtió a sus ciudadanos en España del enorme riesgo que corrían si se encontraban en la costa levantina. Tampoco, en la negligencia de la propia AEMET minimizando el peligro y que las alarmas en los dispositivos móviles se activaran a las 8 de la tarde cuando ya había 2 metros de agua anegando calles, avenidas, carreteras, garajes, comercios..., o del presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón Guixot, haciendo exactamente lo mismo: subestimar las consecuencias de lo que ahora llaman DANA, diciendo, incluso, que a partir de las 6 de la tarde las precipitaciones cesarían.
VERGÜENZA, VERGÜENZA, VERGÜENZA
Sí, VERGÜENZA de ver como la noche del martes, cuando la gente en Valencia intentaba sobrevivir, cuando muchos otros ya habían sido arrastrados por las riadas, enterrados bajo el lodo, sepultados en sus coches bajo el agua en garajes y aparcamientos de centros comerciales, los canales de televisión no cambiaban su programación a excepción de un programa: Código 10 en Cuatro, que viendo las dimensiones de lo que estaba ocurriendo, guardaron en un cajón la escaleta y dedicaron todo el programa a dar voz, no sólo a la tragedia en sí, también a personas que buscaban a familiares, a personas que tenían el agua al cuello en los techos de sus vehículos, en tejados de casas y comercios. Fueron los únicos. Y, cuando finalizó el programa, Iker Jiménez, su esposa Carmen Porter desde su canal en YouTube junto al abogado Rubén Gispert, continuaron con esa labor de dar voz a la tragedia y a los que estaban siendo azotados por ella. Eso sí. Al día siguiente, prácticamente todos los programas de tv se dedicaron a lo que había y estaba ocurriendo en Valencia. Pero, por supuesto, en estos programas, no faltaron los lamebotas como los llama Iker Jiménez, esos que se llaman periodistas pese a que dejan la profesión del periodismo a la altura del betún, que seguían alabando y justificando la gestión del gobierno y criticando la gestión de Mazón. Qué lástima de años perdidos en la facultad. Quién le iba a decir a ellos en sus años de Universidad mientras fumaban porros y bebían cerveza que, una vez licenciados, dejarían de ejercer su profesión para venderse al gobierno de turno y repetir como loros las directrices de esos MALDITOS BASTARDOS.
VERGÜENZA, VERGÜENZA, VERGÜENZA
MUCHA VERGÜENZA de un Estado fallido, de unos gobernantes inoperantes, indecentes, incompetentes, preocupados sólo de sus propios intereses partidistas y políticos, de armar el relato donde ellos son los buenos y los otros son los malos, cuando, todos, en su conjunto, son exactamente lo mismo, unos MALDITOS BASTARDOS. Mucha VERGÜENZA de una ministra de Defensa, Margarita Robles, que dice sin ruborizarse por ello, que el ejército no está para esas labores, eso sí, dejando su perlita de "ilustrada ignorante" con aquello de que esto no pasaba desde hacía 5000 años, es decir, en el Neolítico. Una VERGÜENZA de Aina Vidal, diputada de SUMAR que se quedó más ancha que larga cuando dijo aquello de que los diputados no están para achicar agua. Tal vez, en el sueldo que te pagamos todos los españoles, sí se incluye achicar agua en tragedias como estas y no ir a recoger pellets con la jefa Yolanda Díaz y las cámaras de televisión para demostrar no sé muy bien qué. VERGÜENZA de un ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska que miente como un bellaco declarando que el gobierno está enviando todo lo necesario a las zonas afectadas y se queda tan pancho. VERGÜENZA de un jefe de la oposición, Alberto Nuñez Feijóo que, una vez más, ha demostrado ser un incompetente, un inútil y un indecente por hacer exactamente lo que siempre critica en otras cuestiones a su más directo rival político, Pedro Sánchez Castejón: politizar una desgracia que lleva ya más de 200 muertos y 2500 quinientos desaparecidos, sin ser cifras del todo definitivas, y que, posiblemente, como ocurrió durante la pandemia, maquillarán para que no sepamos la verdad. Y, digo esto, porque no tiene otro sentido más que ocultar la dimensión del coste en vidas humanas de esta tragedia, que ayer, desde la Generalitat valenciana, se enviara un comunicado donde se prohibía el acceso a las zonas afectadas de los voluntarios. VERGÜENZA también de este rey, Felipe VI. Sí, VERGÜENZA, pues como Capitán General de todos los ejércitos y Jefe del Estado, debería haber dado un puñetazo sobre la mesa e imponer el sentido común sobre los MALDITOS BASTARDOS, ordenando enviar todos los recursos de los que dispone el Estado para ayudar a esos compatriotas nuestros que hace cinco días vieron como sus vidas se vieron arrasadas por un fenómeno meteorológico que, además, el sistema meteorológico francés AROME-HD que opera Météo-France, hizo una predicción casi milimétrica la madrugada del martes 29 de octubre de lo que iba a ocurrir, cuando detectaron precipitaciones de 400 litros por metro cuadrado e inundaciones que podrían poner en peligro la vida de las personas en la costa de Levante y así se lo comunicaron a la AEMET española. Porque, si ni siquiera para situaciones como esta terrible tragedia, nuestro rey Felipe VI no puede hacer algo más que salir en televisión vestido con el uniforme de tierra transmitiendo el profundo dolor que él y la familia real sienten por lo ocurrido y visitar las zonas afectadas para dar apretones de manos y asentir con la cabeza, ¿para qué narices queremos un rey y una monarquía cuyos sueldos además salen de nuestros bolsillos?
Tal vez, por todo ello, cuando hoy, cinco días después y con lugares a los que aún no ha llegado nada de ayuda, la visita del rey, la reina, de Mazón y del presidente del gobierno a Paiporta no ha sido como tal vez esperaban, encontrándose con la indignación, la rabia, la impotencia y el dolor de todo un pueblo en el que se escenificaba todos esos sentimientos del resto de zonas devastadas. El rey, al menos, ha tenido la desvergüenza de quedarse a escuchar y a hablar con la gente. Mientras tanto, Pedro Sánchez, ha huido como una rata, demostrando exactamente lo que es: una rata cobarde incapaz de dar la cara allí donde no le aplauden ni vitorean.
VERGÜENZA, VERGÜENZA, VERGÜENZA
VERGÜENZA de esas alimañas, de esas sabandijas, de esos depredadores de desgracias que han acudido a las zonas afectadas, no para ayudar, sino para saquear, robar, e incluso, ocupar viviendas. Sois unos seres inmorales, impúdicos, sois la morralla de la humanidad que no merecéis ni el aire que respiráis.
VERGÜENZA, VERGÜENZA, VERGÜENZA
VERGÜENZA de la Cruz Roja y las ONGs que ni han aparecido, ni están ni se les espera. Rectifico. La única ONG que ha acudido y está presente es la del chef Andrés. A las antes mencionadas se les debería caer la cara de VERGÜENZA.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS
GRACIAS a todos esos ciudadanos que de todos los puntos de España y con sus propios recursos han acudido a ayudar en lo que haga falta, repartiendo comida, agua, mantas, maquinaria... Limpiando barro, liberando porterías y puertas de las montañas de vehículos apiñados allí. GRACIAS, porque habéis demostrado que no importa vuestra ideología, vuestra religión, vuestro color de piel, el lugar donde habéis nacido o la lengua que habláis, que lo único que importa es AYUDAR a quienes ahora más lo necesitan. GRACIAS porque sois la prueba viviente de que la humanidad aún tiene esperanza.
GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS
GRACIAS a gente como Iker Jiménez, Carmen Porter, José Miguel Gaona, Carlos Martínez, Joan Miquel Mj, Rubén Gisbert, Nacho Navarro, el coronel Pedro Baños, los chicos de Terra Ignota y todo ese Universo de gente que les rodea, por vuestra labor informativa, por contar la verdad, por pisar el barro y dar voz a todos los damnificados. Vuestra honestidad, vuestra valentía se merecen toda nuestra admiración, nuestro respeto y nuestro aplauso. GRACIAS a Ángel Gaitán por ser un fuera de serie. Lo que ha conseguido este hombre en ayudas es para quitarse el sombrero y darle el reconocimiento que se merece.
GRACIAS a los bomberos franceses por venir pese al rechazo de vuestra ayuda por parte del gobierno español. GRACIAS a todos esos otros bomberos, policías, guardia civiles, mossos d´esquadra, militares... que habéis ayudado por vuestra cuenta arriesgándoos a perder vuestro empleo o a medidas incluso más graves y severas. GRACIAS en definitiva, a toda la buena gente que habéis dado una bofetada de realidad a esa clase política decadente y mediocre que, cinco días después, ha quedado claro tras encontrar pese al horror y a las pocas esperanzas a personas con vida, que han hecho una dejación de sus funciones y han cometido un delito: omisión de socorro. Porque, muy posiblemente, si hubiesen actuado a tiempo, lo que ahora consideramos un milagro, se habría traducido en muchas vidas salvadas. Por ello, voy a ilustrar este artículo con la portada del diario francés Liberation. Una portada que resume en un titular lo que son la clase política de este país nuestro: unos criminales y unos MALDITOS BASTARDOS.
María Barbancho
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