CULTURA WOKE: CUESTA
ABAJO Y SIN FRENOS (1)
ORÍGENES DE LA CULTURA WOKE
El pasado
miércoles tuve la enorme suerte de participar por primera vez, no será la
única, en un debate, en este caso sobre el auge de la extremaderecha, de
un grupo de personas encantadoras, cuyo nexo común es el amor y la pasión por
la Historia y, a su vez, por cuestiones sociales y políticas que están
escribiendo nuestra historia actual. Llegado el momento de mi primera intervención,
uno de mis argumentos fue, precisamente, lo que ha significado en esa deriva
ideológica hacia la extremaderecha, la llegada y la influencia de lo que
conocemos como cultura woke o doctrina woke. Mi sorpresa fue que,
a pesar de que conocían el término y habían oído hablar de él, algunos desconocían lo
que ha significado, tanto social, ideológica y políticamente,
esa nueva cultura o, mejor dicho, doctrina, no sólo a nivel
mundial, también en nuestro ámbito más próximo: Europa y nuestro propio país,
España. Por esa razón, he decidido escribir un monográfico sobre la cultura/doctrina
woke, y que mejor, como gran apasionada de la Historia que soy, que empezar
por sus orígenes.
El significado literal de la palabra woke,
el pasado de wake, es despertar. Pero
el término es mucho más complejo y, ser o estar woke en slang
o jerga estadounidense, puede definir con qué posturas políticas se está más alineado. La frase stay woke, mantente
despierto, una frase que, posiblemente, muchos de los que se identifican
con la cultura woke seguramente desconozcan, surgió en la década de
1930 del siglo pasado en los Estados Unidos. Incluso, el prestigioso psiquiatra
Enrique Rojas, añade una probada teoría que reforzó más si cabe, esa nueva
cultura reconvertida en la actualidad en doctrina, cuando afirma
en una entrevista para el periódico El
Español, que esta nueva cultura transformada ahora en ideología como tal, arranca en la
Escuela de Frankfurt en el año 1965 y que tiene tres principios fundamentales:
el marxismo, el psicoanálisis de Freud y
las ideas de Nietzsche de que Dios ha
muerto. Tiempo después, en la historia de la revolución sexual hubo tres momentos: Mayo del 68 en París, el Congreso
de Copenhague en 1978 y el Congreso
de Pekín en 1995. Y fue, en este último, donde se cambia el concepto de sexo por género, y el sexo, que es la ley natural, se niega, dando como resultado, la idea equivocada de
convertir la sexualidad en una pieza
de cambio donde primero se niega la
naturaleza, se piensa que uno puede dominarla, que puede cambiar el sexo conforme a un cierto emotivismo, y
que, por tanto, el ser humano es lo más parecido a un Dios que tiene la potestad
y la capacidad de cambiar porque sí
la propia biología humana sin
respetar al individuo ni a su derecho de decisión de ser o no ser aquello que
es o desea ser sin ningún tipo de intervencionismo externo de ninguna clase.
Regresando a los orígenes de la cultura woke, al desarrollarse
dentro del inglés afroestadounidense
vernáculo, woke se
refirió a una conciencia de los problemas
sociales y políticos que afectaban a los afroamericanos, especialmente, los prejuicios raciales y la discriminación.
A medida que el uso del término se ha extendido más allá de sus orígenes
afroamericanos, woke se ha utilizado cada vez más como un
término general para describir los movimientos llamados de justicia social, aunque, en las próximas entregas, veremos cómo esa
justicia social ha derivado en una tiranía social de aquellos que se
consideran moralmente superiores, es
decir, los más wokes de los wokes y, por tanto, con el derecho
de atacar y señalar a todos aquellos que critiquen u opinen distinto.
Bien, prosigamos. El término, como he avanzado
anteriormente, viene de la lucha de los afroamericanos
por la justicia racial. Para ellos, woke significa despierto, alerta, consciente de las injusticias. Lo utilizó en los años 30
el cantante de blues Lead Belly, en una
época donde la segregación y los linchamientos de la población negra
formaban parte del mapa y el paisaje estadounidense con una normalidad estremecedora y sin consecuencias penales. Por ello, este músico afroamericano les decía a sus
compatriotas negros: stay woke, estad
alerta. La palabra, por tanto, se hizo popular en las protestas contra el
racismo y la brutalidad policial de entonces.
Otro que pudo ser el padre de esta palabra,
según Elijah Watson, un editor de noticias y cultura de la web de música
estadounidense Okayplayer, autor a su
vez de artículos llamados El origen de woke, pudo ser el
novelista neoyorkino afroamericano
William Melvin Kelley, que en 1962 publicó un ensayo en el New York Times titulado If You´re Woke, Yoy Dig It, Si estás despierto, lo entiendes.
El término woke resurgió con mucha
fuerza en la última década con el movimiento Black Lives Matter, un movimiento
que nació como muestra de rechazo a la brutalidad policial hacia personas afrodescendientes, sólo que esta vez,
su uso se difundió más allá de la comunidad
negra y empezó a ser utilizado para significar algo más amplio, y su original
significado de denuncia racial, se
extendió a cuestiones sociales y medioambientales, llegando a abarcar
además, una conciencia en cuestiones
de desigualdad social, como por
ejemplo, en relación con el género y
la orientación sexual. Y desde
finales de la década de 2010, también se está utilizando como un término general para los movimientos políticos progresistas o de
izquierda y perspectivas que alegan
enfatizar la política identitaria de
las personas LGBT, de la comunidad negra y de las mujeres. En definitiva, el término woke, se ha
convertido en sinónimo de políticas
que abogan por temas como la igualdad
racial y social, el feminismo,
el movimiento LGBT, el uso de pronombres de género neutro, el multiculturalismo, el activismo ecológico o el aborto, y cualquier política, opinión o pensamiento
que difiera de esta cultura woke, es cuanto menos, la representación del racismo, la homofobia, el machismo,
el patriarcado, el clasismo, la supremacía blanca o el fascismo
puro y duro. De hecho, en 2017, el diccionario Oxford
agregó esta nueva acepción de woke, definiéndolo como: “Estar
consciente de temas sociales y políticos, en especial el racismo”.
Y, aunque puede sonar muy loable, pues, cualquier persona con principios y conciencia de la justicia
social está a favor de esa igualdad
social en todos los ámbitos de la vida, veamos como la propia definición en
el diccionario Oxford, matiza la
idea con una distinción de censura hacia aquellos que piensan distinto y que dice lo siguiente: “Esta palabra a menudo se usa con desaprobación por parte de personas
que piensan que otras personas se molestan con demasiada facilidad por estos
temas, o hablan demasiado sobre ellos de una manera que no cambia nada”. Y
el diccionario Merriam-Webster, cuando
define woke, lo hace así: “Woke se usa con desaprobación para referirse a alguien políticamente
liberal como en asuntos de justicia racial y social, especialmente de una
manera que se considera irrazonable o extrema”.
Por tanto, mientras que para algunos ser woke
es tener conciencia social y racial,
y cuestionar los paradigmas y las normas opresoras impuestas históricamente por
la sociedad, para otros, woke describe a hipócritas
que se creen moralmente superiores y
quieren imponer sus ideas progresistas
sobre el resto sin dar cabida al debate
y al diálogo, porque cualquier
argumento que desmonte su relato, está en las antípodas de lo que ellos
consideran justo y justicia. Y llegados a este punto, nos
encontramos con estos dos bandos nacidos de la cultura woke: el bando
que piensa positivamente en cuestionar las costumbres
y normas opresoras de la sociedad, y el bando que piensa que
esta conciencia solo quiere imponer
una nueva moral.
En la siguiente entrega, os hablaré sobre cómo y de
qué forma, la cultura woke ha permeado en nuestra sociedad no sólo en la política y en el movimiento feminista, también en la cultura, la literatura,
el cine, la televisión, el lenguaje,
la educación… Lo peor de cualquier idea o ideología es cuando se convierte en una dictadura de pensamiento. Así que finalizo mi artículo de hoy con
la frase del escritor francés del
siglo XIX, Hipólito Taine:
“Nada tan peligroso, como una idea amplia en cerebros
estrechos”.
¡Feliz semana!
María Barbancho.