CARICIAS Y PALABRAS…
...EL RINCÓN LITERARIO
DE MARISA GARRIDO
TU AIRE
Bajarme
del autobús a topetazos y un codazo al empezar a caminar fue mi primer
encuentro con Madrid.
Una
ciudad conocida por televisión. Un lugar donde lo imposible era real. Y
respirar rarezas, teatro, cine, tesoros y penurias se apiñaban amigables.
Descubrirlo era mi anhelo de meses. Tiempo de ahorro, de desear una vida nueva,
de ligar la anterior y despedidas pausadas para no causar dolor. Atrás quedaban días de olor a chimenea, de
respirar aire recién nacido, de suculentas comidas y un silencio roto por
los andares de las gentes o el cantar de los pájaros. Prometí volver y como
fianza me regalaron un trocito de su paz.
Quería
compartirla contigo. Suponía que el ajetreo de la ciudad te había afectado y
llevar un retazo de tus raíces sería gratificante. Muchos meses desde tu ida.
Días en los que tu ausencia me provocaba una angustia constante.Una intranquilidad
que deseaba desapareciese. Y solo un camino para aliviarla.
Había
sacado del bolso la dirección de tu empleo. Sabía que estarías en él. Tal vez,
a punto de la hora de salida. Y, después de los besos y la sorpresa, nos
iríamos a comer a uno de esos restaurantes de comida rápida. No deseaba perder
el tiempo en alimentarme. Ansiaba ir a tu casa. Necesitaba comerte a ti.
Mientras
marchaba a tu encuentro, los asombros no cesaban. Mujeres con extraordinarios
vestidos. Sombreros. Tacones imposibles. Hombres guapos. Pulcros trajes. Olores
que capturaba a su paso. Mendigos suplicando ayuda. Mujeres de la calle.
Turistas alegres. Gente con prisas. Coches incontables. Enormes edificios.
Luces. Comercios. Ruidos. Bullicio. Y…, tú.
Vanesa Ortiz |
La
escena de una película a la que me acostumbraría a tu lado. Un primer acto que
finalizaría al verte y unas eternas secuencias aderezadas con nuestro amor. Primeros
planos de lágrimas y emoción en nuestro encuentro. Abrazos, besos, asombro. No
podías imaginar que fuese a tu encuentro. Un encuentro planeado hace meses.
Casi tantos como los de tu ida.
Mi
papel con tu dirección en la mano.
Preguntas
constantes que me llevaron a ti.
A
tu lugar laboral.
A
tu mundo.
A
tu aire.
Preguntar
por ti y esperar a que te desocupases.
Uno
de esos grandes edificios. Ofrecimiento de refrescos, vino, agua… Y mis deseos
de beberte solo a ti.
Mis
deseos de verte.
Mi
inquietud.
Y
te encontré.
Te
vi tras las cortinas de tu despacho. Feliz. Más guapo. No parecías vecino de
nuestro lugar. Sonreías. Movías papeles y ellos asentían satisfechos. Un
apretón de manos. Unas copas. Brindis. Sonrisas. Felicitaciones.
Y
ella, cogiéndote por la cintura.
Besando
tu mejilla.
Apretando
tu mano.
Susurrando
en tu oído.
Y
tú, correspondiendo su acto.
Una
película con un corto rodaje... Un final que yo esperaba a tu lado.
Saliste
corriendo al verme.
No
pude mirarte.
Me
llevé la paz y el silencio….
Y
te dejé el aire.,,Tu
aire.
*Autora: Marisa Garrido
*Ilustración: Vanesa Ortiz.
*Todos los derechos reservados.
*Queda prohibida toda copia o reproducción.
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